“El
maleficio de la mariposa” es una de las obras teatrales de Federico
García Lorca, representada por primera vez a finales de diciembre de
1919 (aunque haya sido infinidad de veces tildada de
irrepresentable), por la empresa del Teatro Eslava de Madrid. Es una
“comedieta”, como así la titula Lorca al final de la obra,
organizada en un prólogo (en el que, como en otras obras suyas,
habla el propio autor, dirigiéndose al público, sobre la obra que
éste se dispone a ver representada), y dos actos.
Esta
comedia es una obra dialogada, aunque los diálogos son de carácter
lírico, de una forma casi continua, y no eventual, con escasas
acotaciones (excepto para las minuciosas descripciones de la
situación al comienzo de los dos actos), protagonizada por una serie
de insectos, en su mayoría cucarachas (curianas), que, saliéndose
de su habitual vida instintiva, adquieren la capacidad de reflexionar
y, sobre todo, de amar (a lo que Lorca denomina “hacerse poeta”,
en boca de los insectos). Esta conversión, además, está
protagonizada por el enamoradizo hijo de “Doña Curiana”,
“Curianito el nene”, aprendiz de una mágica curiana, la “Curiana
nigromántica”, que le enseña cómo vivir siendo “poeta”.
Aunque la Curiana nigromántica le da un consejo, que nunca debe de
enamorarse, él lo incumple.
Aparte
de estos personajes principales, también intervienen otros como
“Alacrancito el Cortamimbres”, que representa la embriaguez y
maldad de las personas; “Curianita Silvia”, que se encuentra
enamorada de “Curianito el nene”, que la amó, aunque ya no la
ama; “Doña Orgullos”, madre “orgullosa” de dos “Curianitas
niñas”; “Curiana Santa”, que representa la religión en la
sociedad forestal; tres “Gusanos de luz”, que aparecen bebiendo
rocío; dos “Curianas campesinas”; y una “Curiana guardiana”
que cuida de que nadie (en concreto Alacrancito) entre en la estancia
en la que se cura a la “Mariposa”; y, por último, y desempeñando
también un importante papel, a pesar de tener pocos diálogos, la
propia “Mariposa”, representando la pureza, y la adoración del
pueblo ante lo desconocido.
En
cuanto a la cronología, no se menciona nada, y tampoco resulta
relevante, aunque sí es cierto que no se desarrolla en la
actualidad, ya que en el prólogo el autor introduce la comedia como
algo que pasó “hace mucho tiempo”, refiriéndose al comienzo de
la situación en la que esos insectos, en concreto “Curianito el
nene”, sobrepasan las barreras del puro instinto de subsistencia y
supervivencia, adquiriendo personalidades humanas. La situación,
aunque no se concreta el lugar exacto, en parte porque resulta
totalmente innecesario, se da a conocer igualmente en el prólogo
como una “escondida pradera”.
COMENTARIO
PERSONAL
Esta
obra me ha parecido extremadamente peculiar, incluso para la original
literatura de F. G. Lorca, ya que muestra una sociedad totalmente
humana, con cada uno de los caracteres que la componen, y asignando
cada papel de la misma a un insecto, de acuerdo al concepto que los
propios humanos solemos tener de ellos, excepto los principales
personajes, las curianas, a las que les proporciona una personalidad
si bien enamoradiza, poética, mística u hogareña, en contraste con
nuestra visión estándar de este insecto.
Otro
punto a destacar es la denominación de Lorca de la obra como comedia
o comedieta (aunque si bien es verdad que en el prólogo la llama
“comedia rota”), ya que, aunque es obvio que el autor no
pretendía crear una comedia del absurdo, que provocara hilarantes
carcajadas en el público, la obra carece de cualquier signo de
comicidad, ni tan siquiera un atisbo de que Lorca la pretendiera.
También
cabe mencionar lo representado por la “Mariposa”, que constituye
la pureza, estando caracterizada en la obra como algo mágico y
fantástico, envuelto en un halo etéreo, como algo intocable, ante
la admiración del resto de personajes, que al desconocerla la curan
y adoran como algo maravilloso y casi divino.
Por
último, llama la atención la extraña muerte de “Curianito”,
que se produce con la locura del mismo provocada por el amor por la
“Mariposa”. En un principio, “Curianito” clama enfáticamente
sobre la pobreza de su existencia, y súbitamente preguntan qué pasa
tanto la “Curiana nigromántica” como la “Curiana guardiana”;
de nuevo de repente, la escena salta a una marcha fúnebre por
“Curianito el nene”, envuelto en un pétalo, y protagonizada por
los insectos. Esta última escena, además, se encuentra entre cortes
que no se hallaban en el original de Lorca, aunque encontrados como
borradores y posteriormente añadidos.
En
general, me ha parecido una obra realmente singular, difícil de
comprender en algunos puntos, y que sobrepasa incluso la peculiaridad
ya de por sí característica de su autor.
José
Polo Gómez 3º ESO A
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