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martes, 21 de febrero de 2012

La casa de Bernarda Alba. Personajes I

 



 En este trabajo, se va a describir la caracterización de la madre de Bernarda Alba y de las cinco hijas de esta. Empezando por estas últimas, diremos que, en general, se observa una falta de hermandad, producida en parte por su competitividad por la mano de Pepe el Romano. Otro motivo es el deseo de la libertad que se les niega al ser encerradas por Bernarda en su casa toda la vida. Esta situación se acentuó después de la muerte de su padre (las obligó a mantener el luto), llevando a las hijas a ansiar aún más ese compromiso.


-                    Adela: Es la más joven de ellas, con una edad de 20 años. El significado de su nombre es “de naturaleza noble”. Es la “protegida” de su padre, de ahí que tras su muerte se sienta desamparada y se exalte con facilidad. Es la más bella, y por su juventud trata de vestirse de forma viva (traje verde), incluso en el luto por la muerte de su padre. Su pasión la lleva  prorrumpir en declaraciones escandalosas (“¡Mi cuerpo será de quien yo quiera!”), y es la que más siente desperdiciar su juventud encerrada . Es rebelde y valiente, como se observa en la siguiente parte del  primer acto: “¡No, no me acostumbraré! Yo no quiero estar encerrada. No quiero que se me pongan las carnes como a vosotras. ¡No quiero perder mi blancura en estas habitaciones!¡Mañana me pondré mi vestido verde y me echaré a pasear por la calle!¡Yo quiero salir!”. Además, es ella la que desencadena el conflicto con Bernarda, siendo la única que discute su mando, representado en la obra por la rotura del bastón de Bernarda.  Es la causante del conflicto entre las hermanas por Pepe el Romano, ya que a ella no le importa ser la amante de Pepe sin casarse con él, a pesar de la sociedad, y de que sea “ponerse una corona de espinas”. Este enfrentamiento con Bernarda y la incapacidad de vencerla, la lleva a su suicidio, habiendo creído que Pepe había muerto por el disparo de Bernarda, y al verse incapaz de imponerse a la moral de su sociedad y, sobre todo, a la propia Bernarda.

-                    Martirio: Es la segunda más joven, con 24 años, aunque tiene un carácter envejecido creyendo que nadie puede enamorarse de ella (en la obra esto queda caracterizado por su negativa a pensar que Enrique Humanes pueda estar enamorado de ella). Su nombre refleja esa personalidad, pues ella misma se “martiriza”, como se observa en la frase “Para lo que me va a servir”, después de preguntarle Amelia si se ha tomado las medicinas. Es la “vigilante” de Adela en la obra, y esto desempeña un papel principal en la escena final. Está caracterizada también por su envidia hacia Adela, pues Martirio igualmente está enamorada de Pepe el Romano (plasmado en la obra por el robo del retrato de Pepe el Romano, que además representa su libertad), y pretende frustrar las pretensiones de Adela con Pepe el Romano (“Se acabó Pepe el Romano”, cuando Bernarda dispara con la escopeta, siendo incierta su declaración).

-                    Amelia: Es la hermana mediana, con 27 años y en la obra desempeña un carácter insustancial, impasible y negativo. Su nombre significa “sin miel”, ya que carece de dulzura, y se encuentra desesperanzada y resignada a pasar su vida encerrada. Es muy tímida y además muy supersticiosa. Igualmente transmite los símbolos de mal agüero de Lorca en la obra (“AMELIA: ¡Ya has derramado la sal!; MAGDALENA: Peor suerte que tienes no vas a tenerAMELIA: Siempre trae mala sombra”; “Nacer mujer es el mayor castigo”; “AMELIA: (A Magdalena) Llevas desabrochados los cordones de un zapato. MAGDALENA: ¡Qué más da! AMELIA: ¡Te los vas a pisar y te vas a caer!”.

-                    Magdalena: Es la segunda de mayor edad, con 30 años, y en la obra tiene un carácter envidioso e incordioso. Su nombre refleja que es una persona triste y que llora con facilidad. Era la única que quería al padre, y su carácter depresivo se incrementa tras su muerte. Este carácter depresivo se muestra en algunos pasajes del texto como: “Sé que yo no me voy a casar. Prefiero llevar sacos al molino”.

-                    Angustias: Es la hermana mayor, tiene 39 años. Su nombre, refleja igualmente sus características emocionales, consciente de su fealdad y poco atractivo personal. Es la que menos destaca físicamente, ya que es delgada y pálida; aunque debido a la herencia de su padre, es la que más dinero tiene de las hermanas. Esto da lugar a que Pepe el Romano esté comprometido en matrimonio con ella, lo que supone la trama principal de la obra. Ella sabe que Pepe se casa con ella por su fortuna, aunque se lo niegue a sí misma contradiciendo y negando lo evidente, ya que ella simplemente ve el casamiento como la salida de la casa de Bernarda (“Afortunadamente, pronto saldré de este infierno”). Ella Además, los dos últimos actos concurren en la preparación de la boda. Angustias siente envidia de Adela por su belleza, vitalidad y rebeldía.

            A continuación, procederemos a describir la caracterización de María Josefa, madre de Bernarda Alba. Su nombre, que simboliza su longevidad, utilizando los nombres de la madre y el padre de Jesucristo. Es una mujer de 80 años, que sufre una locura plasmada en toda la obra. Esta misma locura es la que provoca su franqueza, principalmente en la interpretación de la situación en el  último acto: “Pepe el Romano es un gigante. Todas lo queréis. Pero él os va a devorar, porque vosotras sois granos de trigo. No granos de trigo, no. ¡Rana sin lengua!”. María Josefa, al igual que sus nietas ansía la libertad. Ella quiere huir, casarse y criar a su ovejita, como se observa en esta intervención suya:
                                                     “Ovejita, niño mío,
vámonos a la orilla del mar.
La hormiguita estará en su puerta,
yo te daré la teta y el pan.
Bernarda,
cara de leoparda.
Magdalena,
cara de hiena.
¡Ovejita!
Meee, meee,
Vamos a los ramos del portal de Belén.
Ni tú ni yo queremos dormir.
La puerta sola se abrirá
y en la playa nos meteremos
                                                                   en una choza de coral.
                                                                       Bernarda,
    cara de leoparda.
                                                                       Magdalena,
 cara de hiena.
                                                                         ¡Ovejita!
                                                                             Meee, meee,
Vamos a los ramos del portal de Belén



                                                                                       


                                                                                        





Por José Polo, Dori Guzmán, Manuel Loja y Roberto Cuevas































































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